El penal

Por: David Gutierrez
En Sin categoría
enero 29, 2008

La muchedumbre lo vitorea y es que es el momento decisivo del partido; en sus pies se encuenta mucho más que ganar la final de la Libertadores se encuentran las esperanzas de un paí­s que nunca ha visto la gloria de tener en sus manos una copa como esta. Y digo como esta ya que ganarle al Real Madrid en estos momentos con todas sus estrellas no es cosa fácil.

El goleador respira y en su rostro no hay duda alguna, pareciera que ya hubiera estado ahí­, en ese preciso instante; muchas veces.

‘cuauhtemoc regresala!’ recuerda como le decí­an en el barrio en las canchas de tepito… recuerda tambien como nadie de sus cuates daba un peso por el y mucho menos lo catalogaban como buen futbolista.

Faltan solo unos segundo para que culmine el partido, en otro momento podria errar el golpe y solo seria una anécdota más del fútbol mexicano.. una historia más de un penal mal cobrado, así­ como los demás.

Pero el no titubea, se acerca al balón. Y es que sabe que su equipo cuenta con el, con su determinación. Los cien mil espectadores parecieran moverse en cámara lenta. Lo importante para él no es competir, es ganar. Se juega más que solo un partido; está su futuro de por medio. Ganar es su meta, ser un campeón o ser parte del montón, aquí­ se escribe su historia.. el penal que decidió el partido más importante de su vida.

Si te hubiera tocado tirar ese penal lo hubieras metido?, ahora si te compartiera una manera infalible, innovadora, 100% probada y efectiva de meter penales tendrí­as dudas al tirar el penal? Yo se que no. Y es que en el juego de la vida esto así­ es. Las caí­das y derrotas nos acostumbran a perder. Aprendemos a lidiar con el pecado y hasta concentimos el tener esos hábitos y malos pensamientos que en la intimidad nos sacuden cuando salimos de la iglesia.

La monotoní­a rutinaria es parte de nuestra vida como cristianos y hasta creamos, en nuestra subcultura, semántica y frases para justificar nuestra falta de compromiso con nuestro Señor; como cuando nos preguntan en la escuela sábatica si alguien dio algún estudio bí­blico o compartimos del evangelio con alguien más, repasamos en nuestra mente alguna situación que consideremos obra misionera y
pensamos en que en la semana nos tocó cederle el lugar de estacionamiento al compañero de trabajo cuando sabemos en realidad que se lo "cedimos" entre comillas por que sabemos que ese lugar está destinado para los clientes que llegan a la empresa y lo postulamos como "obra misionera" en la clase.

La banca nos gusta y el ser espectador todaví­a más.

participas en la iglesia pero no tienes intimidad con Jesús, vienes a vértice los viernes cantas y socializas un poco pero tu vida de oración se resume en unas pocas frases ensayadas a la hora de comer. Tu contacto con la Biblia es al tomarla para ir la iglesia los sábados de mañana. Tienes un área coja que no te deja caminar. tu comunión con el Señor es nula, estás a la puerta de la iglesia ya que sabes todo lo que pasa dentro de la iglesia pero también sabes todo lo que ocurre fuera. Vives a la mitad, sabes demasiado para considerarte un inconverso pero no lo suficiente para llevar una vida de santidad.

eres un espectador.

no te sacan fotografí­as, tu compras el periódico de las noticias para ver como luce el equipo campeón. no te piden declaraciones, eres parte de la masa que observa, a lo sumo te unes a la porra "libres y locos" para sentirte en ambiente, gritas los goles o te dedicas a opinar, aaa eso si, sabes mucho de futbol, te sabes las estadí­sticas, quienes juegan los cambios y hasta las reservas que nunca han pisado el terreno de juego.

dices: "no me gusta el entrenador..", "los asientos no son tan cómodos y el servicio ya ni es bueno.." "no debieron de haber expulsado a ese jugador" "recientemente lei un libro de futbol y creo que ahora se más que el director técnico". "Casi podrí­a jugar, desde niño mis padres me han traido a ver los partidos".

Pero en el fondo no crees que haya posibilidades de estar en el equipo. Entonces te convences de que solo naciste para mirar y opinar. Para ir a la iglesia y oir grandes sermones y cantar los viernes y sábados, participando de vez en cuando en la sociedad de jóvenes al encontrar un versí­culo más rápidos que otros. No estás en la reserva. Ni siquiera te sientes como segunda opción.

Pero es entonces cuando sucede. Compras tu boleto y te ubicas en una posición donde puedas observar todo el estadio. El equipo sale al césped central. Va a ser un gran juego, televisado internacionalmente. Y entonces el director técnico se da media vuelta y busca entre la multitud. Hay más de cien mil almas que cubren el monumental estadio. El entrenador habla al oí­do de su jugador central, la figura del equipo, el numero 10. y el jugador comienza a subir las gradas, apretujado por la multitud que lo aclama. Así­ como los demás, no comprendes lo que sucede. Ves que el jugador se va acercando a ti, buscandote con la mirada. Piensas "debe ser una broma", "capaz es parte de esos programas reallity". Ahora el multimillonario jugador, el astro de la noche está frente a ti, completamente agotado… y te dice: "El entrenador quiere que me reemplaces".. "que me que" dices; "que ocupes mi lugar".. debes estar equivocado, yo solo soy un espectador, solo vine a mirar!. Por favor no retrases el juego te explica, me sentaré a observar mientras bajas a jugar. "pero es q yo no.. no podré.. no siento que.. " El te comenta "por favor, baja al cesped, estás en el equipo, es un cambio estratégico del DT, no retrases el campeonato", y se acerca más a ti y te susurra "es más.. para que te animes, el DT mostrará una estrategia con la cual ganar no será opción, será lo único que harás!."

Este mensaje no es para cualquiera. Es para un grupo radical. Sus métodos son diferentes pero resultan. No tienen mentalidad de montón, son únicos en su estirpe. Son la peor pesadilla que el enemigo ha tenido. Son la primer lí­nea de defensa en la guerra espiritual, su creatividad y empeño la han heredado directamente del Señor, del Rey de lo creativo.

Chavos que no esperan que las cosas ocurran, sino que hacen que ocurran. Una generación que guiará a las almas perdidas a Jesucristo. y esto no por que exista mérito por si mismos, si no por que tienen la estrategia sin falla, la dirección más exacta, comunicación directa y privilegiada, que es con Cristo Señor nuestro.

Caeremos? tal vez, pero moriremos en el intento. Las fuerzas y motivaciones tal vez se irán pero estaremos prestos al escuchar el llamado del Señor para tirar de nuevo la red aún cuando todo el dí­a no hayamos obtenido nada. Y es que es esa mentalidad lo q nos hará diferentes: determinación. Una determinación que nace en la intimidad con nuestro Dios y se muestra al ir por quienes no saben de las buenas nuevas de salvación, una seguridad que hace al campeón boxeador tener una sonrisa después de haber caí­do a la lona, pero que sabe que se levantará para llevarse la victoria.

No hay una tercera opción en este partido en este el juego de tu vida, eres único o eres parte del montón.

Basado en el libro «Código del campeón» escrito por Dante Gebel

comments powered by Disqus