Se busca lector de señales
Por: David Gutierrez
En Sin categoría
noviembre 12, 2008
¿No te has fijado que la gente anda acelerada y en un descuido se aflige? Bah, estoy preguntándote una obvidad. Es que razones no faltan. Baja el petróleo y nos afligimos, y eso que personalmente no tenemos petróleo, y luego sube y nos preocupa ¡precisamente porque no tenemos petróleo!.
Proféticamente hablando, la palabra más descriptiva del tiempo que vivimos es angustia. Sí, es una circunstancia emocionante que nos tocara ser la última generación sobre esta tierra podrida y sin chiste (donde todo mundo acaba muriéndose, lo cual no tiene la menor gracia), pero el precio a pagar es la angustia. Que Jesús recalcara su oferta de paz en Juan 14 implica que a nosotros también nos invade la zozobra. Es que está difícil aguantar a pie firme la ola que golpea sin miramientos.
La crisis y los alarmistas nos han ido condicionado a ponernos tiesos al menor pretexto, a no querer voltear, a ver signos fatales en el cielo. Ya ven, se cayeron las torres y de inmediato circularon toda clase de interpretaciones a partir de citas resucitadas y desempolvadas de EGW. Pero el rebote es que ahora o todo nos pone nerviosos y en alerta o ya no creemos a nada.
No, no voy a decir que la solución es estar en el justo medio. En realidad no se nos exige asumir una posición en el continuo que va de la angustia descarnada a la indiferencia de piedra. Lo que se nos pide es ser buenos lectores de señales.
Jesús censuró a los fariseos y saduceos porque se jactaban de predecir el clima (Mat. 16:3), pobres ¡el chiste es predecir la historia! Ay, la gente, que pasan cosas y se amilana, se acuita, les brotan obsesiones; si tan sólo hubiera un intérprete apacible de señales cerca, un cristiano estudioso e inspirado que pudiera darle sentido al cúmulo de sucesos cotidianos. Que pudiera con aceptable lógica proponer qué significa la crisis financiera, cómo afecta el triunfo de Obama, qué del narco, qué del materialismo europeo, qué de la emergencia de China, qué de la ultraderecha enclaustrada en la iglesia popular en nuestro país.
No me refiero, claro, a las señales como milagros y manifestaciones de dones. Algunas personas las buscan como prueba (aunque Pablo aclara que el fundamento es Cristo, 1 Cor. 1:22, 23) y otros se dejarán llevar por sus sentidos, engañados por «señales» (Apo. 13:14). Me refiero a entender la historia, saber su rumbo, poder colocar los acontecimientos en el marco del conflicto de los siglos, que puedas pararte en el cruce de caminos y con voz clara decirle a la gente: «para allá es; para tus dolencias allá está el Sanador».
«Lector de señales, ¿hay aquí algún entendido en los tiempos, las Escrituras y el Señor? Por fa, es que se nos muere el mundo y nos urge; ¡un lector de señales, por favor!»