La cita fue a las 4 de la calurosa tarde del Sábado 20 de Agosto. Nuestra tarea, que los conductores de la avenida Garza Sada nos dejaran limpiar sus vidrios. Y no sólo eso, sino mostrarles que Dios, puede limpiar su vida también.

Jorge nos habí­a advertido que muchos conductores, nos podrí­an rechazar y nos animaba a que el desánimo no se apoderara de nosotros, así­ que después de un entrenamiento, iniciamos la jornada limpia-testificadora.

Unos con carteles mientras otros limpiaban vidrios, y otros más, regalando calcomaní­as para un posible contacto con Vértice y otros más, con botes de agua fresca regalándola a los acalorados conductores.

Taxistas, estudiantes, amas de casa, fiesteros, familias, señoras, y hasta conductores de autobús nos regalaron sonrisas y nos permitieron mostrarles que Dios puede limpiar su vida.

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